Tu madre ha muerto
Cuento de ciencia ficción, que obtuvo el 2do. lugar en el concurso Amores
Extraños del portal Sedice.com (2007).
Mi vida se trastocaba. La deseaba y a la vez la repelía, pero no me apartaba
de su lado. Y un día, el doctor Robedán me llamó.
Carla estaba indignada.
¿Dices que tu madre murió hace casi dos meses y no has ido a recoger
sus cosas y ni siquiera sabes de qué falleció? ¡Podrías al menos visitar su tumba!
Iré. Pero no te prometo volver, entonces.
Ella me miró con sus ojos profundos.
Si te la sigo recordando, tal vez sea mejor que no vuelvas.
La dejé, sintiéndome extraño, como si fuese yo quien abandonaba a mi madre
y no ella a mí, como había sucedido antaño.
El doctor Robedán había trabajado por más de treinta años con la autora
de mis días. Era un hombre viejo, flaco, enteco, de hablar preciso. Me entregó un
maletín con los efectos personales de ella y esperó a que yo hablara.
No sabía qué decir. Era dolorosamente consciente de su partida y a la vez,
no podía sacar a Carla de mi mente.
¿De qué murió? me escuché decir de pronto, como si fuese otra
persona.
De un infarto contestó Robedán. Recuerda que ella
padecía
No oí el largo discurso técnico que siguió sobre su rara enfermedad
degenerativa, que ella misma había detenido exitosamente hacía 25 años, pero que a la
postre la había guiado hacia la insuficiencia cardiaca
No la clonaríamos de nuevo para detener la amenaza del corazón
dijo entonces Robedán.
¿Clonar? ¿De nuevo? mi demonio me dijo que su respuesta sería
aturdidora.
Trabajamos en la clonación humana por décadas me explicó
Robedán frunciendo el ceño. De hecho, ella fue pionera en la aplicación de la
clonación para la fabricación de medicamentos y la elaboración de técnicas curativas
especiales. Hace 25 años logramos cinco clones perfectos suyos, pero cuatro murieron
víctimas de la misma enfermedad que ella padecía. El quinto, en cambio, nos proporcionó
las células madre que requeríamos para curarla y a otros como ella. Por eso pudo vivir
tanto tiempo. ¿Qué te pasa? ¡Estás pálido, Jorge!
El clon superviviente
dije. Me senté. No podía
sostenerme ¿Qué pasó con él?
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